La mujer de aspecto batracio caminaba por el pasillo lo más rápido que le permitían su complexión batracia y sus espantosas botas de diseñador. Detrás de ella iba un pistolero de aspecto violento y vulgar que cargaba varios paquetes.
La mujer batracia hablaba por su celular. Preguntaba por un candidato en Veracruz, por otro en Oaxaca, por cómo hacer pagar a una diputada que antes había estorbado a su organización. Las respuestas no eran las que esperaba, las que necesitaba. Frustrada, finalmente colgó.
—¡Uf! Desgobernar este país es una tarea agotadora. A veces una necesita distraerse con chambitas como la juntita esta, ¿no crees, Pancho?
Pancho, que así se llamaba el pistolero, sólo respondió con un inexpresivo "Sí, maistra".
—Que se dice... ah bueno, no importa. ¡Habitación 101! Ya llegamos. Los demás deben estar esperando.
La Maestra abrió la puerta y ahí estaban los otros personajes, sentados en torno a una mesa semicircular en el centro de una sala tenuemente iluminada. La silla central estaba vacía. La Maestra se dirigió a la silla vacía. Mientras tanto, Pancho repartía los paquetes entre los presentes.
—Buenas noches, señoras y señores. Disculpen ustedes mi tardanza, pero estaba en una reunión con el inútil de Felipe, y ya imaginarán cómo es. Muchas gracias, Pancho —dijo mientras recibía el último paquete del pistolero—. Puedes retirarte. Quédate afuera en caso de que te necesitemos.
Mientras Pancho salía de la habitación musitando un "sí, maistra", la Maestra se dirigió al resto de asistentes.
—Como ya sabrán, hemos sido elegidos de entre nuestras distintas corporaciones y comisionados por Los Más Altos para hacer la evaluación de la operación de guerrilla desinformativa coordinada por el agente P. Los paquetes que han recibido contienen los documentos generados por esa operación. Debemos revisarlos y ver si se ajustan a nuestros intereses y a los intereses del Nuevo Orden, y determinar si el proyecto de P continúa.
La Farmacéutica hojeó un par de documentos. —Aquí hay una denuncia contra el reconocimiento colegiado a la homeopatía en España. Estos agentes europeos han hecho un magnífico trabajo destruyendo la homeopatía. No podemos permitir que gane aceptación; es malo para los negocios de mi gremio, y todos sabemos lo importante que es el dinero de mi gremio para el sustento del Nuevo Orden.
—Lo sabemos bien, Farmacéutica —dijo la Maestra—. ¿Qué más?
—Aquí hay otra sobre la falta de evidencias del poder curativo de las oraciones.
—Muy hábil. Dos pájaros de un tiro. Desacredita la medicina espiritual y a la Iglesia.
—Nunca está de más un ataque contra Roma —dijo el Rabino—. Nos sirvieron muy bien durante algún tiempo, pero se han vuelto un obstáculo para nuestros planes. Es además un ataque muy oportuno, ahora que la Iglesia ha enajenado a la opinión pública con sus escándalos sexuales. Gozará de aceptación.
—Desacredita a varias iglesias —observó el Chamán—. No nada más los cristianos rezan, no solo ellos hablan con sus dioses. Pero estoy de acuerdo en que este texto nos es útil, nos es grato, pues aleja a los hombres de la fe, de la religión, y los vuelve más manipulables por nosotros.
El Armamentista dejó de hojear su paquete y su expresión se iluminó.
—¡Ah, esto va a satisfacer a mis patrones! El agente K continúa su trabajo desacreditando al proyecto HAARP. Necesitamos ocultar la verdadera naturaleza de HAARP, al menos mientras afianzamos nuestro control de Agartha y las corrientes telúricas.
La Petrolera hojeó hacia atrás su paquete de documentos, separó uno y dijo:
—Y a propósito de HAARP, el mismo agente K presenta una crónica y análisis crítico de los rumores de un gran terremoto en México. ¿No tendrá algo que ver su compañía, Armamentista?
El Armamentista hizo un gesto de fastidio.
—Estamos seguros de que ese dato se filtró, pero todavía no entendemos cómo. Fue bastante difícil interrumpir la secuencia de inicialización del HAARP y recalibrar el sistema. Afortunadamente no hubo necesidad de apagar todo y solo tuvimos que diferir el sismo un poco. A la larga tuvo sus ventajas.
—Le recuerdo que debe tener cuidado. Es tecnología delicada, ¿sabe? Adaptarla para su uso por parte de simios como ustedes no nos resultó fácil—dijo la Maestra—. ¿Quién sigue?
—El agente Q escribió sobre las profecias fallidas de una astróloga —dijo el Chamán—. Sugiero que dejemos que esta astróloga continúe: su astrología infantil e inservible aleja a las personas de la verdadera astrología, les oculta la sabiduría. Las Ciencias Ocultas deben estar solo a nuestro servicio, a nuestra voluntad.
—¿Todos están de acuerdo? Bien, que se haga como dice el Chamán —dijo la Maestra.
La Farmacéutica examinó un documento con detenimiento y sin entenderlo muy bien.
—Lógica de proposiciones. ¿Necesitamos esto?
—Claro que lo necesitamos. Si educamos al pueblo en lógica y reglas de razonamiento, se entrenarán en el pensamiento rígido y materialista de la ciencia, así podemos conservar el monopolio de lo Oculto y la Sanación, como dijo el Chamán —dijo la Maestra—.
—Ah, esto es curioso: una parodia sobre las propuestas feministas para un lenguaje no sexista —dijo el Rabino—. ¿Tenemos algún interés en el feminismo?
—¡Por supuesto! —dijeron la Farmacéutica y la Petrolera al unísono—. Las feministas tienden a ser socialistas, y el socialismo es enemigo de las industrias trasnacionales al servicio del Nuevo Orden. Por lo tanto debemos neutralizarlas.
—O cooptarlas.... —agregó la Maestra.
La Petrolera tomó la palabra. —Nuestro agente español hizo otro reporte en el que rechaza que una isla en el golfo de Bengala haya desaparecido por culpa del cambio climático. Eso está muy bien, ¿pero no nos arriesgamos a que se descubra que el cambio climático es un mito?
—El cambio climático no es un mito —dijo la Farmacéutica—. Podemos usar ese reporte para desacreditar a los ecologistas, para ridiculizarlos, aumentar el escepticismo popular al respecto, disuadir al pueblo de hacer algo y obtener ganancias del desastre.
—No, yo estoy bastante segura de que es un mito que inventamos para conservar el orden neocolonial y el subdesarrollo en el Tercer Mundo.
—Pues estás mal.
Entre los gritos, el Rabino se levantó, y con voz firme y autoritaria, dijo:
—Basta, basta. Les recuerdo que, de la misma manera en que nosotros manipulamos a las masas y les damos información contradictoria para que sirvan a nuestros propósitos, también nosotros somos manipulados para seguir los designios de Los Más Altos. No nos es dado saber si el calentamiento global es verdadero o falso. Los Más Altos han decidido que nuestras diferentes organizaciones deben conocer diferentes versiones, las que sean más adecuadas para su labor.
Mientras el Rabino regresaba a su asiento, la Maestra dijo:
—Bueno, bueno. Entonces ese reporte es aprobado. ¿Qué más tenemos?
—Aquí hay algo sobre Hercólubus— dijo el Chamán.
—¿Hercólubus? Pero ese proyecto se canceló hace años.
—Sí, pero hay gente que todavía cree que es real.
—¿Son agentes nuestros?
—No lo sé. Son muy torpes, muy burdos para ser de los nuestros. Pero tengo que revisar los registros.
—¿Representan una amenaza para nuestras operaciones?
—Lo dudo —dijo el Rabino—. Denuncian algo que ya no existe. Recomiendo intervenir el movimiento de Hercólubus y reconvertirlo en esoterismo chatarra, del que usamos para controlar mentalmente a la chusma.
—Me parece bien. Y en una nota relacionada, aquí hay un reporte sobre un documental sobre el apocalipsis maya de 2012 y un monolito en el Océano Pacífico. ¿Sabe algo al respecto, Chamán?
—Déjeme ver... No, no conozco este monolito. No lo construimos, no lo levantamos, no lo consagramos. Pero la alineación de que se habla es verdadera. Tal vez el monolito sea de los ancestros atlantes.
—¿Otra filtración?
—Puede ser. O también puede ser una coincidencia. Ese canal acostumbra transmitir la sabiduría falsa que fabricamos, las mentiras que inventamos.
—Inicie una investigación al respecto, y castigue a los responsables, si los hay.
—Así se hará.
El Armamentista puso una expresión seria.
—Mmm. Aquí hay algo que no me gusta. El agente E escribió un manifiesto sobre la vacuidad de la juventud contemporánea, su deseo por lo inmediato y su desprecio por el verdadero espíritu humano.
—Ya lo sabemos, ese ha sido es uno de los más grandes logros del Nuevo Orden... y de mi organización —dijo la Maestra con cierta satisfacción—. ¿Cuál es el problema?
—Que le echa la culpa a la "cultura del mercado".
Todos se impactaron. La Petrolera se quejó lastimeramente.
—¿¡Qué!? ¡Pero no puede hacer eso! ¡Nosotros somos el Mercado!
—No es el único —dijo la Farmacéutica con inquietud—. El agente K está denunciando el "terrorismo informático".
—¿Lo que hacemos desde China y Rusia? —preguntó el Armamentista.
—No, lo que estamos haciendo aquí, ahora: difusión de información falsa para causar temor en la población e influir en sus actos. ¡Está denunciando esta misma operación!
La Maestra entró en cólera. Su rostro se deformó aún más al hacer una mueca iracunda. Comenzó a presionar histéricamente el interfón.
—¡Esto es inaceptable! ¡Pancho! ¡Pancho! Necesito que le metas un plomazo al inútil de P y a... ¿cómo se llaman los otros sujetos?
—¡Espere un momento! No mande matar a nadie todavía —interrumpió el Armamentista—. Aquí hay una nota de P.
—¿A quién más me tengo que chingar, maistra? —preguntó el interfón.
—A nadie, Pancho. Espera un poco...
—¿Tons nomás me trueno a P?
—¡No, tampoco! ¿Qué dice la nota?
Representantes de Los Más Altos:
He incluido algunos reportes que parecerían denunciar y desenmascarar la verdadera naturaleza del proyecto. Quisiera aclarar que semejante impresión es errónea. La intención que perseguíamos al hacer estos documentos era dotar al proyecto de una falsa imagen de credibilidad y honestidad intelectual, de modo que nuestro mensaje llegara más fácilmente al público.
Su servidor, P
El Rabino hizo un gesto de aprobación.
—Nada mal para ser un principiante. Ya está adoptando nuestros métodos de duplicidad y confusión para difundir nuestros contenidos entre el pueblo. Está ocultando nuestras intenciones poniéndolas a plena luz del sol. Casi diría que me impresiona.
—¿Cómo sabemos que no nos engaña? —preguntó la Petrolera.
—Nadie puede engañarnos. Nadie nos ha engañado —sentenció la Maestra—. Si P intenta engañarnos o traicionarnos, lo destruiremos sin demora ni misericordia, como a tantos otros con más y mejores recursos que él. Simplemente vigilaremos más de cerca su operación. Confiaremos en él. ¿Nos falta algo?
—Parece que es todo.
—Muy bien, es hora de tomar una decisión —anunció la Maestra—. Por los pocos resultados de los últimos meses, pensaba que debíamos cancelarlo. Pero creo que aún puede sernos útil. Yo digo que lo conservemos, pero con menos presupuesto, al menos por el siguiente año.
—Estoy de acuerdo.
—Y yo.
—Ya que no hay objeciones, se levanta la sesión. Giraré instrucciones para que P sea informado. Vámonos, que el Nuevo Orden no se va a construir solo.
Todos salieron de la habitación. Mientras salía escoltada por Pancho, la Maestra sacó su celular e hizo otra llamada a su número más frecuente.
—¿Felipe? ¿Qué noticias me tienes de Veracruz?